Alguna vez me refería a los mensajes como hojas que se desprenden de un árbol.
El árbol no interviene si alguien quema las hojas por que le molestan. No interviene si alguien las utiliza para abonar la tierra, para calefaccionar su casa, para cocinar, o simplemente si quedan sobre el césped.
El sigue con sus raíces en la tierra y elevándose hacia el cielo.
Yo intento eso, elevarme al cielo desde mis raíces terrenales y darlo que pueda dar, lo que corresponda que de. Ofrecer lo que vine a ofrecer como misión divina dejando que cada uno se permita tomar lo que le corresponde y hacer de ello lo que necesite.
Algunas veces me hablan de propiedad intelectual, y yo me pregunto si podría ser tan soberbio de creer que esto sale de mi mente humana.
Esto sale, esto es.
Dejo que sea y es.
Cada uno de nosotros vive una experiencia, es única e irrepetible, es el reflejo de nuestros pensamientos del pasado.
Las carencias y los dones que tenemos son asignaturas pendientes o exámenes que hemos aprobado.
Cada uno de nosotros es un actor en la película de Dios, cada uno representa un personaje, tiene un vestuario, un cuerpo, una vida acorde a lo que viene a mostrar, a enseñar.
Refleja todo su potencial creador y destructor para que otros personajes se vean espejados y puedan tener las chances de aceptar o rechazar los exámenes y consecuentemente rendirlos o no.
Es bueno saber que los exámenes que no aprobamos nos sirven y mucho, ya que son los cimientos, las bases para los exámenes futuros. Gracias a esos intentos entendemos mejor la dinámica del universo, nos abrimos más a la observación, y nos preparamos mejor para superarlos en la próxima oportunidad.
Entendemos que para superar un examen es necesario tener orden en la mente, amor en el corazón, y respeto.
Orden para saber escuchar, para saber observar.
Amor para no juzgar.
Respeto para no llevarnos a nadie por delante, para no ser atropelladores, ni tampoco para dejarnos atropellar.
Para caminar en paz.
Para ser libres, permitiendo que todos lo sean.
Gracias por estar.
Mi amor de Dios hacia vos.
Soy Reiki
Yo Soy
El árbol no interviene si alguien quema las hojas por que le molestan. No interviene si alguien las utiliza para abonar la tierra, para calefaccionar su casa, para cocinar, o simplemente si quedan sobre el césped.
El sigue con sus raíces en la tierra y elevándose hacia el cielo.
Yo intento eso, elevarme al cielo desde mis raíces terrenales y darlo que pueda dar, lo que corresponda que de. Ofrecer lo que vine a ofrecer como misión divina dejando que cada uno se permita tomar lo que le corresponde y hacer de ello lo que necesite.
Algunas veces me hablan de propiedad intelectual, y yo me pregunto si podría ser tan soberbio de creer que esto sale de mi mente humana.
Esto sale, esto es.
Dejo que sea y es.
Cada uno de nosotros vive una experiencia, es única e irrepetible, es el reflejo de nuestros pensamientos del pasado.
Las carencias y los dones que tenemos son asignaturas pendientes o exámenes que hemos aprobado.
Cada uno de nosotros es un actor en la película de Dios, cada uno representa un personaje, tiene un vestuario, un cuerpo, una vida acorde a lo que viene a mostrar, a enseñar.
Refleja todo su potencial creador y destructor para que otros personajes se vean espejados y puedan tener las chances de aceptar o rechazar los exámenes y consecuentemente rendirlos o no.
Es bueno saber que los exámenes que no aprobamos nos sirven y mucho, ya que son los cimientos, las bases para los exámenes futuros. Gracias a esos intentos entendemos mejor la dinámica del universo, nos abrimos más a la observación, y nos preparamos mejor para superarlos en la próxima oportunidad.
Entendemos que para superar un examen es necesario tener orden en la mente, amor en el corazón, y respeto.
Orden para saber escuchar, para saber observar.
Amor para no juzgar.
Respeto para no llevarnos a nadie por delante, para no ser atropelladores, ni tampoco para dejarnos atropellar.
Para caminar en paz.
Para ser libres, permitiendo que todos lo sean.
Gracias por estar.
Mi amor de Dios hacia vos.
Soy Reiki
Yo Soy
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